"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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19-05-2015 |
El divorcio social y la voluntad popular.
c.e.r
El Sr. Comandante en Jefe del Ejercito, Guido Manini Rios, ha hecho uso de la palabra en el 204 aniversario de la batalla de Las Piedras. Pegadito como “culo al calzón” alzó su voz un antiguo traidor y tupamaro el Sr. EFH.
El primero –nos atenemos a la versión periodística- señaló que los militares “piden que no se les humille” ni se los “desprecie con soberbia” por “prejuicios del pasado”.
El segundo –buscando como siempre protagonismo, egotista hasta la náusea- agregó que la “estigmatización” que sufren los miembros del cuerpo militar es “organizada” y advirtió que de eso tanto participan organizaciones sociales como sectores del Frente Amplio.
La versión periodística –reiteramos- señala que las palabras fueron vertidas en el estadio “Coronel Alvaro Gestido” en presencia del actual Presidente de la República.
Como se vé la versión periodística es escueta, una especie de apertura de paraguas –estamos en medio de un veranillo soleado, con seca en gran parte del territorio nacional y emergencia en algunas regiones- antes de la marcha tradicional del 20 de mayo. Marcha que además –y es característica de la misma- se realiza en el más completo y absoluto de los silencios.
Nadie entonces “humilla” a los militares. Pero la corporación militar, que humilló y enlutó los hogares de casi todos los hogares orientales, cuando se salieron de madre, se alzaron contra los poderes constituidos y utilizaron las armas que no compran ellos, que les compra el pueblo para la defensa nacional , usando, esas armas, contra el pueblo, particularmente contra los trabajadores y jóvenes conscientes, torturaron a mansalva, violaron hombres y mujeres, robaron las casas de sus víctimas, impusieron el terror y la censura más abyecta, durante una decena larga de años y, finalmente, se retiraron del poder arbitrario dejando el saldo de una economía arruinada como si nos hubiera invadido una potencia extranjera.
Es natural entonces, que el recuerdo de sus tropelías y atropellos esté vivo en la memoria de la ciudadanía y del pueblo laborioso. Pocas veces se vió una plaga como la que protagonizaron los hombres de la corporación militar, contra sus conciudadanos. Por mantener esa memoria colectiva nadie humilla a la corporación militar. Pero es posible que ellos se sientan humillados. Lo lamentamos, pero fueron tan criminales sus acciones que no pretenderán que la ciudadanía les “compre caramelos” y les festeje los crímenes y atropellos. Es más, celebramos que la corporación militar “sienta” la humillación, aunque no pueda constatarla.
Y lo mismo decimos del “desprecio”. No es visible en las calles, no está escrito en las paredes, ni siquiera se manifiesta en los grandes medios de comunicación (radio, prensa y televisión) pero los militares o la parte de la “inteligencia” de la corporación militar, se siente en la obligación de comunicársela a sus superiores para que la tengan en cuenta cada vez que en una ceremonia pública alcen su voz.
Lo que es una calumnia, del Sr. Comandante en Jefe es señalar –para reforzar su argumento- que todo eso es por “prejuicios del pasado”. No hay entonces ni “humillación” visible, ni siquiera “desprecio” que pueda constatarse. Pero tampoco hay “prejuicios del pasado”. Hay en cambio sí recelo manifiesto, y un divorcio que es evidente. El pueblo siente que este ejército no es su ejército. Y señalemos que está muy justificado que así sea.
El tema es grave porque ningún ejército puede ejercer “la defensa nacional” si la población no les es afecta y no los siente como “el destacamento en armas” del país, de la ciudadanía. La guerra de “defensa nacional” no puede justificarse entonces, y además, todo el presupuesto de la existencia de las fuerzas armadas “nacionales” se derrumba . Ese sí, nos parece, es un problema serio para la corporación militar, particularmente para un segmento de ella: el cuerpo de oficiales y, dentro de él, el estrecho círculo de los oficiales superiores, los mandos.
Permitásenos señalarle a estos caballeros, que la culpa o la responsabilidad por esa evolución que ellos detectan –sin elementos probatorios válidos- es posiblemente de ellos mismos. Si se hubieran depurado internamente de todos los criminales retirados y jubilados que hoy se agitan en las asociaciones militares, si hubieran –las nuevas generaciones- esas que se autoproclaman “inocentes” pedido disculpas por atropellos que la corporación cometió –aunque con otras personas físicas- contra la ciudadanía, si las fuerzas armadas hubieran dado pruebas fehacientes de repudiar el pasado, modificar planes de estudio de las camadas de nuevos oficiales y depurado todo lo podrido, reaccionario y viejo, que aún se agita dentro de la corporación, otro gallo cantaría.
Las fuerzas armadas están divorciadas de la sociedad civil, mejor dicho de la inmensa mayoría de la sociedad civil , porque hay un estrecho círculo de la misma –la más conservadora y burguesa- que les es adicta. Y hasta les concedemos la ventaja de que una parte muy importante de las jerarquías gubernamentales actuales, las frente amplistas, los miran con indulgencia. El mismo jerarca gubernamental al frente del ministerio de defensa –aunque políticamente sea un cadáver que no representa a nadie- les es adicto (como todo perro fiel que ha sido educado a palos, cuando era rehén en las mazmorras cuarteleras). Y ni aún así les basta.
Los demás –la inmensa mayoría- cumpliremos nuestro deber moral y cívico: manifestaremos el 20 de mayo, como todos los años, porque una parte muy importante del programa de regeneración nacional – los derechos humanos básicos, las violaciones realizadas a los mismos- esta por cumplirse.
No lamentamos para nada ese divorcio de la mayoría de la sociedad civil uruguaya, con la corporación militar del uniforme. Es absolutamente necesario. Y debe mantenerse, porque se trata de un problema muy serio: la imposición de nuestra voluntad colectiva , ante el puñado de criminales de uniforme que todavía se escudan en la corporación militar.
La guerra -en su esencia- es justamente eso: la imposición de la voluntad de un bando sobre otro . Tema que conocen bien los señores oficiales superiores de la corporación militar. Nosotros lo intentamos haciendo uso de las libertades civiles vigentes, en forma pacífica y no beligerante. No nos apartaremos ni un ápice de esa, nuestra decisión y seguiremos manifestando en las calles de nuestro país, en medio de las libertades que nosotros mismos conquistamos con el esfuerzo de los mejores de todos nosotros, que Uds. asesinaron vilmente.
Por un 20 de mayo masivo!!!!
Arriba los que luchan!!!
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